en

Antonio Rivero Taravillo

  • Pierina Piccolialıntı yaptı4 ay önce
    Tú eras para mí, amor, todo aquello

    por lo que mi alma suspiraba,

    una isla verde en el mar, amor,

    un manantial, un sepulcro,

    con guirnaldas de frutos y de flores

    mágicos, y las flores eran mías.

    ¡Ah, demasiado brillaba aquel sueño para durar?

    ¡Ah, estrellada esperanza, que te alzaste

    para nublarte!

    Una voz del Futuro exclama:

    «¡Adelante! ¡Adelante!», mas se cierne

    sobre el Pasado (una sima sombría)

    mudo mi espíritu, inmóvil, espantado.

    Pues, ay de mí, ay de mí, que conmigo

    ¡la luz de la Vida se termina!

    ¡Jamás, jamás, jamás

    (ese lenguaje esgrime el mar solemne

    contra la arena de la orilla)

    florecerá el árbol que hendió el rayo,

    o el águila abatida volará!

    Y todos mis días son trances,

    y todos mis sueños nocturnos

    están donde tus ojos verdes miran

    y allí donde relucen tus pisadas…,

    en qué danzas etéreas,

    junto a qué eternos arroyos.
  • Pierina Piccolialıntı yaptı4 ay önce
    ¡Al silencio corpóreo no le temas!

    En sí mismo no alberga maleficio,
  • Pierina Piccolialıntı yaptı4 ay önce
    cuyos ojos quemaban mi intimidad,
  • Pierina Piccolialıntı yaptı4 ay önce
    no he sabido

    extraer mi pasión de una fuente común.
  • Pierina Piccolialıntı yaptı4 ay önce
    todo lo que amé, lo amé yo solo.
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