No te llega rápido, con un golpe a los sentidos. No es un rayo que te golpea, o una ola de marea que te golpea, o la alfombra que se saca de debajo de ti.
En cambio es lento e insidioso, deslizándose a través de ti como la tinta a través del agua, hasta que impregna cada centímetro de tu alma.