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Senel Paz

El Lobo, El Bosque Y El Hombre Nuevo

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  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    Y quise cerrar el capítulo agradeciéndole a Diego, de algún modo, todo lo que había hecho por mí, y lo hice viniendo a Coppelia y pidiendo un helado como éste. Porque había chocolate, pero pedí fresa.
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    Celebramos, con el almuerzo, la eficacia de su técnica para desalmidonar comunistas.
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    “No cambias. No hablo de aprecio, sino de amor entre amigos. Por favor, no le tengamos más miedo a las palabras.” Era también lo que yo había querido decir, ¿no?, pero tengo esa dificultad, y para que estuviera seguro de mi afecto y de que, en alguna medida, yo era otro, había cambiado en el curso de nuestra amistad, era más el yo que siempre había querido ser, añadí: “Te invito mañana a almorzar en El Conejito.
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    También se puede ser maricón y fuerte. Los ejemplos sobran. Estoy claro en eso. Pero no es mi caso. Yo soy débil, me aterra la edad, no puedo esperar diez o quince años a que ustedes recapaciten, por mucha confianza que tenga en que la Revolución terminará enmendando sus torpezas. Tengo treinta años. Me quedan otros veinte de vida útil, a lo sumo. Quiero hacer cosas, vivir, tener planes, pararme ante el espejo de Las Meninas, dictar una conferencia sobre la poesía de Flor y Dulce María Loynaz. ¿No tengo derecho? Si fuera un buen católico y creyera en otra vida no me importaba, pero el materialismo de ustedes se contagia, son demasiados años. La vida es ésta, no hay otra. O en todo caso, a lo mejor es sólo ésta. ¿Tú me comprendes? Aquí no me quieren, para qué darle más vueltas a la noria, y a mí me gusta ser como soy, soltar unas cuantas plumas de vez en cuando. Chico, ¿a quién ofendo con eso, si son mis plumas?
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    Me voy, en el tono en que lo había dicho Diego, tiene entre nosotros una connotación terrible. Quiere decir que abandonas el país para siempre, que te borras de su memoria y lo borras de la tuya, y que, lo quieras o no, asumes la condición de traidor. Desde un principio lo sabes y lo aceptas porque viene incluido en el precio del pasaje. Una vez que lo tengas en la mano no podrás convencer a nadie de que no lo adquiriste con regocijo. Éste no podía ser tu caso, Diego. ¿Qué ibas a hacer tú lejos de La Habana, de la cálida suciedad de sus calles, del bullicio de los habaneros? ¿Qué podías hacer en otra ciudad, Diego querido, donde no hubiera nacido Lezama ni Alicia bailara por última vez cada fin de semana; una ciudad sin burócratas ni dogmáticos para criticar, sin un David que te fuera tomando cariño?
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    Sonrió, y feliz y divertido, me reveló el secreto: “Estás asistiendo al almuerzo familiar que ofrece doña Augusta en las páginas de Paradiso, capítulo séptimo. Después de esto podrás decir que has comido como un real cubano, y entras, para siempre, en la cofradía de los adoradores del Maestro, faltándote, tan sólo, el conocimiento de su obra”.
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    Y para la lírica aquí tienes Lo cubano en la poesía; y algo que es oro molido: una colección completa de Orígenes, como no la tiene ni el propio Rodríguez Feo. Ésa la irás llevando número a número. Y aquí está, pero esto sí que es para después, todo lo que hacemos no es más que una preparación para llegar a ella, la obra del Maestro, poesía y prosa. Ven, ponle la mano encima, acaríciala, absorbe su savia. Un día, una tarde de noviembre, cuando es más bella la luz habanera, pasaremos frente a su casa, en la calle Trocadero. Vendremos de Prado, caminando por la acera opuesta, conversando y como despreocupados. Tú llevarás puesto algo azul, un color que tan bien te queda, y nos imaginaremos que el Maestro vive, y que en ese momento espía por las persianas. Oye su respiración entrecortada, huele el humo de su tabaco. Dirá: ‘Mira a esa loca y su garzón, cómo se esfuerza ella en hacerlo su pupilo, en vez de deslizarle un buen billete de diez pesos en la chaqueta’. No te ofendas, él es así. Sé que apreciará mi esfuerzo y admitirá tu sensibilidad e inteligencia, y aunque sufrió incomprensiones, le alegrará en particular tu condición de revolucionario. Ese día le resultará más grata su tarea de leer durante media hora partes de su obra a los burócratas del Consejo de Cultura que han sido destinados al reino de Proserpina, un auditorio bastante amplio, por cierto.”
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    En el caso de los hombres, el eslabón más bajo, el que se corresponde con las locas de carroza y está signado por la perdedera de tiempo y el ansia de fornicación perpetua, lo ocupan los pi-cha-dulce, quienes pueden ir a echar una carta al correo, pongamos por caso, y en el trayecto meterle mano hasta a una de nosotras, sin menoscabo de su virilidad, sólo porque no pueden contenerse.
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    Los maricones no merecen explicación aparte, como todo lo que queda a medio camino entre una y otra cosa: los comprenderás cuando te defina a las locas, que son muy fáciles de conceptualizar. Tienen todo el tiempo el falo incrustado en el cerebro y sólo actúan por y para él. La perdedera de tiempo es su característica fundamental. Si el tiempo que invierten en flirtear en parques y baños públicos lo dedicaran al trabajo socialmente útil, ya estaríamos llegando a eso que ustedes llaman comunismo y nosotros paraíso. Las más vagas de todas son las llamadas de carroza. A éstas las odio por fatuas y vacías, y porque por su falta de discreción y tacto, han convertido en desafíos sociales actos tan simples y necesarios como pintarse las uñas de los pies. Provocan y hieren la sensibilidad popular, no tanto por sus amaneramientos como por su zoncera, por ese estarse riendo sin causa y hablando de cosas que no saben.
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    Los homosexuales de esta categoría no perdemos tiempo a causa del sexo, no hay provocación capaz de desviarnos de nuestro trabajo. Es totalmente errónea y ofensiva la creencia de que somos sobornables y traidores por naturaleza. No señor, somos tan patriotas y firmes como cualquiera. Entre una picha y la cubanía, la cubanía.
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