Entre tanto, la fama de Woody iba en aumento. «¡Cántala, Woody, cántala! —clamaba Mike Quin desde People’s World—. Karl Marx lo escribió, Lincoln lo dijo y Lenin lo hizo. Tú cántalo, Woody, que nos reiremos todos.» Lomax grabó largas sesiones con él en la Biblioteca del Congreso, le consiguió un hueco como invitado en la radio de Nueva York y, mejor aún, convenció a Victor Records de que sacara un álbum doble llamado Dust Bowl Ballads. Victor esperaba hacer negocio con la fiebre que rodeaba Las uvas de la ira y le pidió a Woody que compusiera una nueva canción sobre el héroe de la novela. Tras una épica sesión empapada en vino, se presentó con los 17 versos de «Tom Joad». Según cuenta Will Geer, Steinbeck gruñó bienhumorado: «¡Maldito cabrón! En 17 versos ha pillado la historia entera que me costó dos años escribir».