Deborah hizo bien en marcharse. Lo que había empezado con grandes esperanzas se había convertido en una lenta tortura. No la culpo por nada. Mucho de lo que compartimos fue maravilloso. Pero, como iba a descubrir, tengo grandes problemas con el hogar, con construir hogares, con construir hogares con alguien. A Deborah le encanta estar lejos del hogar y disfruta con ello. Es un cuco.