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Elena Ferrante

  • Melany Gómezalıntı yaptı4 ay önce
    ¿Acaso era posible? ¿Me había arrastrado con ella con la esperanza de que como castigo mis padres dejaran de enviarme a cursar el bachillerato elemental? ¿O me había llevado de vuelta volando precisamente para evitarme ese castigo? ¿O acaso —todavía me lo sigo preguntando— había querido las dos cosas en momentos distintos?
  • Cristinaalıntı yaptı10 ay önce
    Sin duda, me decía, seguramente la redacción sobre Dido es mía, la capacidad de formular bonitas frases es algo que sale de mí; sin duda, lo que escribí sobre Dido me pertenece; pero ¿acaso no lo elaboré con ella, no nos estimulamos mutuamente, acaso mi pasión no creció al calor de la suya?
  • Cristinaalıntı yaptı10 ay önce
    Era un temor antiguo, un temor que no había superado: el miedo de que al perderme trozos de su vida, la mía perdiera intensidad e importancia.
  • lectorairidiscentealıntı yaptı4 ay önce
    Hace por lo menos treinta años que me dice que quiere desaparecer sin dejar rastro
  • lectorairidiscentealıntı yaptı4 ay önce
    en mi vida he hecho muchas cosas pero nunca convencida; siempre me he sentido un tanto despegada de mis propios actos.
  • lectorairidiscentealıntı yaptı4 ay önce
    «Sin amor, no solo se seca la vida de las personas, sino también la de las ciudades»
  • Sara Gabrielalıntı yaptı2 yıl önce
    Me parecía que, ya por entonces, cuando yo tenía poco más de seis años, mi madre hacía lo imposible por darme a entender que yo era algo superfluo en su vida. Yo no le caía bien a ella y ella tampoco me caía bien a mí. Me repugnaba su cuerpo, y ella probablemente lo intuía.
  • Nast Huertaalıntı yaptıgeçen yıl
    Nino tiene algo que lo reconcome por dentro, como Lila, se trata de un don y un sufrimiento, no están contentos, no se sueltan, temen lo que ocurre a su alrededor;
  • Nast Huertaalıntı yaptıgeçen yıl
    Qué sugestiva era la escritura de Lila, contemplé las ollas con creciente inquietud. Me acordé de que siempre le había gustado su brillo, cuando las lavaba se dedicaba a lustrarlas con mucho cuidado. No era casualidad que, cuatro años antes, hubiese hecho caer sobre ellas el chorro de sangre brotado del cuello de don Achille cuando fue apuñalado. Y en aquellas ollas había depositado la nueva sensación de amenaza, la angustia ante la difícil elección que la esperaba, haciendo explotar una a modo de señal, como si su forma hubiese decidido ceder de buenas a primeras. ¿Sabía yo imaginar esas cosas sin ella? ¿Sabía dotar de vida a los objetos, hacer que se torcieran al unísono con la mía?
  • Nast Huertaalıntı yaptıgeçen yıl
    Una vez en que regresaba con Alfonso por corso Meridionale y lo sentía a mi lado como un escudero que me escoltaba entre los mil peligros de la ciudad, me pareció bonito que a dos Carracci, Stefano y él, les hubiese tocado la función de protegernos, aunque de formas distintas, a Lila y a mí del mal negrísimo del mundo, del mismo mal que habíamos experimentado por primera vez justamente cuando subimos la escalera que llevaba a la casa de ambos, para recuperar las muñecas que nos había robado su padre.
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