José Emilio Pacheco

La cocina estaba separada del mundo por un muro invisible de tristeza, por un compás de espera.

El amanecer nos entrega la primera hora y el primer ahora de otra vida. Lo único de verdad nuestro es el día que comienza.

autor no pronuncia sus propias palabras sino da únicamente su versión de lo que le contaron

Comenzaban las batallas en el desierto.

Le decíamos así porque era un patio de tierra colorada, polvo de tezontle o ladrillo, sin árboles ni plantas, sólo una caja de cemento al fondo.

¿Cómo aclararle: me matan si regreso después de las ocho?

Mariana se había convertido en mi obsesión. Por alto esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo.

amor es una enfermedad en un mundo en que lo único natural es el odio.

Empezábamos a comer hamburguesas, pays, donas, jotdogs, malteadas, áiscrim, margarina, mantequilla de cacahuate.

­rap, sorry, uan móment pliis. Empezábamos a comer hamburguesas, pays, donas, jotdogs, malteadas, áiscrim, margarina, mantequilla de cacahuate.