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Varios

  • Tegus El toro poético imaginarioalıntı yaptıgeçen yıl
    No son inútiles la verdad y la ternura.
  • alreambmalıntı yaptı9 ay önce
    la magia no tiene sentido excepto al servicio del realismo
  • Josué Osbournealıntı yaptı8 ay önce
    Reservamos habitualmente el término "epístola" a una composición en verso, satírica o didáctica —el Arte Poética, de Horacio a los Pisones, o la Epístola Moral, de autor ignoto— y llamamos "carta" al género correspondiente en la prosa. Desde la carta privada que, en concepto, sigue inmediatamente a la comunicación oral, hasta la carta más ambiciosa que presta su forma o envoltura a todo un tratado —las Provinciales de Pascal— caben numerosos tipos diversos y convienen las más distintas clasificaciones.
  • Josué Osbournealıntı yaptı8 ay önce
    la forma epistolar es mero artificio. Puede comparársele, en España, el Pobrecito holgazán
  • Josué Osbournealıntı yaptı8 ay önce
    las cartas entre los amantes gozan de un descuento de media tarifa postal)—, otras pertenecen al legítimo acervo de la cultura, como las cambiadas entre Goethe y Schiller, Renán y Berthelot, las de Rousseau, los hermanos Grimm, Diderot, Sainte-Beuve, etc. Las hay que forman parte de la historia política como esas admirables Cartas de Relación de Hernán Cortés al Emperador de las Españas, primer documento sobre la conquista de México, cuyo tono de charla casera a chorro abierto contrasta con la solemnidad del caso y con el estruendo de las armas.
  • Josué Osbournealıntı yaptı8 ay önce
    Y mejor que mejor si el autor de cartas —sean privadas, semiprivadas o públicas— se ajustara siempre a este consejo: que la carta sea siempre un buen rato para el que la recibe y la lee. Porque aun las amarguras y las tristezas pueden redimirse hasta cierto punto en ese contentamiento interior que el buen arte siempre despide a pesar suyo.
  • Josué Osbournealıntı yaptı8 ay önce
    El género epistolar no es ya un caballero del siglo XVIII que escribe con puños de encaje a la luz de los candelabros donde arde la cera; no es ya una dama que lee la carta y sonríe, tumbada negligentemente a lo Pompadour junto a un clavicordio abierto o junto a una esfera que pretende darle aires de musa. Pero la verdad es que hoy, a fuerza de ensanches y eclecticismo, puede haber y hay cartas importantes y dignas de recordación —¡y cuántas cosas importantes se siguen diciendo en cartas privadas, semiprivadas y públicas!—, pero ya no hay, específicamente, género epistolar, o sólo queda en supervivencias.
  • Josué Osbournealıntı yaptı8 ay önce
    La buena carta exigía muchísimas condiciones, la mayoría de ellas negativas. Samuel Johnson, en carta a Mrs. Thrale, recomendaba como modelo de arte epistolar la carta exenta de afecto, de juicio, de consejo, de alegría, de noticias o de secretos (22 de octubre de 1777). O, como diría Gracián hablando rencorosamente de Valencia: "llena de todo lo que no es sustancia". Y si en este género es notorio que han descollado muchas mujeres, será porque ellas —salvo la "basbleu", la marisavidilla y otros monstruos que hoy por hoy las han heredado— son naturalmente capaces de entregarse heroicamente a lo inmediato, sin disolverlo en las abstracciones de lo impersonal y lo intemporal, a que es inclinado —por educación y temperamento— el pensamiento propiamente varonil, reflexivo y discursivo por excelencia.
  • Josué Osbournealıntı yaptı8 ay önce
    Ha cambiado el índice de velocidad, las cartas casi se estiman hoy por su brevedad. Ha cambiado el escenario, abriéndose indefinidamente y dando cabida a otros personajes, a otras clases sociales. La letra, antes privilegio hierático, hoy es ya propiedad demótica. Nuevas aguas corren por los lechos de antaño. Las voces que hoy se dejan oír brotan de otras gargantas. Todo, en el mundo epistolar, ha mudado. Pero ¿no han mudado asimismo las demás formas? Parece que lo hayan olvidado quienes todo el día lamentan la muerte epistolar. ¿Pues no se escriben hoy novelas sin acontecimientos? ¿No se hacen versos en prosa, tras la moda efímera de hacer la prosa en verso?
  • Josué Osbournealıntı yaptı8 ay önce
    Fuera de ciertos antecedentes orientales, egipcios, hebreos y chinos, el género epistolar parte, según Helánico, de la reina Atosa, hija de Ciro y mujer sucesivamente de Cambises y de Darío. De ella se ha dicho que, si por sus días no existían ya las cartas, era muy capaz de haberlas inventado
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