Patricia Suárez

Cuando se le pregunta a Suárez por su interés por el pasado responde: “Me gusta contar lo ya contado. Cuando leo algo pienso: ¿Y si no fue así?; ¿qué pasaría si vuelvo a contar eso desde otro punto de vista?”

“¿Qué fue de Pelegrina, la criada de la señora Fedra?” Ninguna cosa, nada, se volvió nada, se fue al monte, se hizo perro, planta, piedra, cosa. Ya no sufre

“¿Qué fue de Pelegrina, la criada de la señora Fedra?” Ninguna cosa, nada, se volvió nada, se fue al monte, se hizo perro, planta, piedra, cosa. Ya no sufre.

Qué fue de Pelegrina, la criada de la señora Fedra?” Ninguna cosa, nada, se volvió nada, se fue al monte, se hizo perro, planta, piedra, cosa. Ya no sufre.

Qué fue de Pelegrina, la criada de la señora Fedra?” Ninguna cosa, nada, se volvió nada, se fue al monte, se hizo perro, planta, piedra, cosa. Ya no sufre

Niño, el cuerpo se hizo para sentir la alegría, no el desastre de ser amado.

Me vendió para alimentar a los otros hermanos. En el fondo era una mujer justa, tuvo una causa justa.

Pobre mi mamá, que hizo lo mejor para todos. Y cada vez que me acuerdo de ella la lloro y la lloraré.

¡Ay, mamá, para qué la quise tanto si usted no me quería

Que yo la arruiné yendo a decirle al niño que le tenga compasión. Que la compasión del niño sería un acto asqueroso. Que el niño le dirá al amo de su amor criminal. Que ella está perdida. Ahora lo sabrá el amo. Ahora ella está arruinada.

La desgracia desorienta a cualquiera