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Fernando Vicente

  • Sara Gabrielalıntı yaptıgeçen yıl
    Esta pasión frustrada inspiró su primera novela, Los sufrimientos del joven Werther, obra que causó furor en toda Europa y que constituyó la novela paradigmática del nuevo movimiento que estaba naciendo en Alemania, el Romanticismo.
  • Sara Gabrielalıntı yaptıgeçen yıl
    ¡entonces todos nosotros somos con certeza

    felices, alegres hijos tuyos, oh, naturaleza!
  • Sara Gabrielalıntı yaptıgeçen yıl
    Antes de salir el sol una magnífica arborescencia nebulosa estirándose hacia el cenit, borreguitos diseminados hacia arriba y hacia un lado en forma de troncos y ramas, en forma de copos y en franjas sobre el resto del cielo. Aire suave, hermoso día de sol.
  • Sara Gabrielalıntı yaptıgeçen yıl
    Vivimos en ella, porque somos habitantes de la orilla del mar, y vamos subiendo poco a poco hasta las montañas más altas, donde es difícil vivir; solo con la mente seguimos ascendiendo; como actuantes que somos nos hemos atrevido a contemplar la luna, los planetas satélites y sus lunas, y hasta los astros inmóviles unos frente a otros; y el hombre, que relaciona consigo mismo todo lo que sea necesario, no deja de halagarse con la ilusión de que en realidad el universo, del cual, como es natural, forma parte, ejerce también una influencia especialmente notable sobre él.
  • Cristian Canoalıntı yaptı8 ay önce
    Pero qué animalito tan malo! —chilló Alicia, alzándola y dándole un besito en señal de que la cosa iba en serio—. ¡Dina debería haberte enseñado mejores modales! ¡Debiste hacerlo, Dina, bien lo sabes! —añadió con una mirada de reproche dirigida a la gata vieja, en el tono más severo posible, antes de volver a apoltronarse en el sillón con la gatita y empezar a enrollar la lana otra vez. Pero como hablaba sin parar, a ratos con la gatita y a ratos consigo misma, no adelantaba gran cosa. Kiti, primorosamente sentada en su rodilla, aparentaba seguir la evolución del ovillo y de vez en cuando estiraba una
  • Cristian Canoalıntı yaptı8 ay önce
    No irás a negarlo, Kiti: ¡te he oído! ¿Cómo dices? —Acercó el oído como si la gatita hubiera hablado—. ¿Que te metió la zarpa en el ojo?
  • Cristian Canoalıntı yaptı8 ay önce
    . Ay, Kiti, ¡es tan bonito! —exclamó Alicia, dejando caer el ovillo para aplaudir—. ¡Y qué ganas tengo de verlo! Porque en otoño, cuando las hojas se van poniendo amarillas, parece que al bosque le entrara sueñ
  • Cristian Canoalıntı yaptı8 ay önce
    ¡Si hasta ronroneaste cuando grité: “Jaque”! Y la verdad, Kiti, es que fue un muy buen jaque, y habría podido ganar de no ser por ese horrible Caballero que se coló entre mis piezas. Kiti, preciosa, imagínate que somos…».
  • Cristian Canoalıntı yaptı8 ay önce
    niebla! Será muy fácil atravesarla… —Esto lo dijo Alicia encaramada a la repisa de la chimenea, aunque no tenía ni idea de cómo había llegado hasta allí. El caso es que el espejo, efectivamente, como una brillante niebla de plata, estaba empezando a deshacerse.

    Un segundo después, Alicia estaba al otro lado y de un saltito llegaba a la Habitación de
  • Cristian Canoalıntı yaptı8 ay önce
    Más tarde diría que nunca en su vida había visto una cara como la que puso el Rey cuando se vio por los aires, sujeto por una mano invisible que lo desempolvaba. Estaba demasiado asombrado para gritar, pero sus ojos y su boca se fueron haciendo más y más grandes y más y más redondos hasta que a Alicia le di
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