María Martínez

Porque conocerte a ti mismo puede ocuparte toda la vida.

Porque hay viajes que solo te llevan hacia dentro, y nuestro interior, a veces, tiene el tamaño del universo

no sabía qué hacer para mantenerme a flote, excepto leer. Era la única cosa que me funcionaba para desconectar de la realidad durante un rato.

Mi abuelo dice que la solución no es hacer todo lo posible para olvidarte de tus sueños antes de que estos te destrocen, sino luchar por ellos como un guerrero aunque creas que vas a perder la batalla. Los dioses siempre se ponen del lado de aquel que cree con el corazón.

Una despedida es necesaria antes de que volvamos a vernos, por ello no cabe la tristeza cuando decimos adiós.

Así es como quiero irme, libre, sin ser una carga. Puede parecer egoísta, pero es el acto más desinteresado que he hecho jamás.

Lo que da sentido a la vida son los momentos.

Una verdad que hice mía con el paso de los días.

Momentos pequeños.

Momentos sencillos.

Momentos que llenan grandes vacíos, hasta colmarlos y hacerlos desaparecer.

Aprendí a disfrutar de esos instantes. De los detalles. De lo que tenía delante de mí.

Aprendí a ser esa niña a la que no dejaron ser cuando le tocaba

tenías que hacer nada. Así que deja de preguntarte si mereces o no que te quieran y simplemente deja que alguien lo haga, Maya. Déjate querer.

Lucas tiene veintisiete años, Maya. Es un hombre adulto que debería ser capaz de enfrentar y cortar esa situación. Tendría que defender su independencia y vivir su vida sin el permiso de nadie. Ni siquiera lo ha intentado

eres mi hija y ni siquiera necesito una prueba que lo confirme, porque... ¡míranos!

—Entonces... voy a llevarte jodidamente alto.