No estoy acostumbrado a consolar chicas en parques.
–No me digas. Se te da de lujo.
Sus ojos se iluminaron.
–¿De verdad?
–No –mentí
Maive Pereyraalıntı yaptı8 ay önce
Cuando abrí la puerta, sus ojos encontraron los míos. O tal vez, los míos encontraron los de él. Tal vez nos encontramos a medio camino, como sabiendo que algo estaba mal en la idea de que ese fuera el final.
Maive Pereyraalıntı yaptı8 ay önce
Mi santuario comenzaba a parecerse a una cárcel y yo corría de un lado a otro, poniendo baldes bajo las goteras que se abrían con su sonrisa, y tapando con barro los huecos por los que silbaba el viento con el sonido de su voz.