Émile Zola

El dolor no tardó en convertirse en un rencor que supuró venganza en La duquesa de Langeais, retrato de tintes crueles en que pinta a su adorada como mujer sin corazón

la esperanza de que haría menos frío cuando amaneciese.

mientras se come, se puede vivir.

me quejo ni poco ni mucho de tal acogida, antes bien, me satisface mucho comprobar que mis colegas tienen los nervios sensibles

hay en todo ello ni rastros del alma, lo admito de buen grado, puesto que era mi intención que no los hubiera.

En Thérèse Raquin pretendí estudiar temperamentos y no caracteres. En eso consiste el libro en su totalidad. Escogí personajes sometidos por completo a la soberanía de los nervios y la sangre, privados de libre arbitrio, a quienes las fatalidades de la carne conducen a rastras a cada uno de los trances de su existencia.

una meta científica.

meter a esos dos seres en un drama tempestuoso y tomar escrupulosa nota de sus sensaciones y comportamientos.

análisis de la maquinaria humana

Esto es lo que me contó mi gato una tarde de invierno, al amor de las brasas.
I