Juan Cárdenas

No quedaba de otra. Tocaba aprender a respirar por la herida y sonreír sin desprecio, incluso con cierta gratitud, celebrando que el sentido del humor provincial se hubiera revelado al mismo tiempo como una pequeña doctrina determinista.

Yo soy esa forma de caer, pensaba, volviendo a darle la calada final al porro. Yo soy básicamente ese modo de dejarse ir.

un amago de viernes que, mal que mal, estaba empeñado en tragarse la espiral del tiempo, solo para poder vomitarla en la noche.

la mitad de lo que uno vive solo pasa dentro de la cabeza. Y de la otra mitad, la mitad pasa en la lengua, en la habladera de mierda, sí o qué.

molinos de cien ojos ciegos,

el pensamiento es apenas la abertura de la razón hacia las profundidades del misterio,

la poesía no rompe el misterio, sino que le da forma, permite apreciar el misterio del sabor desde el umbral del pensamiento.

los viajes son así: uno sale con un propósito y en el camino se desvía y descubre que había otro destino.

¿qué es esa resistencia de la que tanto hablamos sino una pelea contra la muerte y el olvido sistemático, contra el olvido impuesto desde arriba?

Nuestras líneas no son rectas porque en la vida real todo gesto, todo trazo, por fino y exacto y perfecto que sea, siempre deja a los costados una rebaba