Puesto que me obliga a decírselo lisa y llanamente, señor Chipping, se lo diré. Hace ya algún tiempo que no está usted a la altura de su labor. Sus métodos de enseñanza son flojos, están anticuados; es descuidado en sus costumbres personales; y hace casi omiso de mis instrucciones de una forma que, si se tratara de un hombre más joven, consideraría pura insubordinación. No es de recibo, señor Chipping, y dé gracias a la tolerancia que he demostrado soportándolo tanto tiempo