En 1900, en las grandes ciudades occidentales mucha gente vivía en sociedades cuyos parámetros técnicos eran casi totalmente diferentes de los que dominaban el mundo en 1800 y, en sus aspectos fundamentales, mucho más cercanos a nuestras vidas actuales. Como resumió el historiador Lewis Mumford (1967: 294): «Potencia, velocidad, movimiento, estandarización, producción en masa, cuantificación, regimentación, precisión, uniformidad, regularidad astronómica y control —sobre todo control— se convirtieron en las señas de identidad de la sociedad moderna occidental».