La Asociación Americana de Psicología (APA) define la resiliencia mental como el proceso de correcta adaptación a la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas y las fuentes de estrés. En pocas palabras, se trata de la fortaleza mental para lidiar con las presiones y los desafíos.
Los psicólogos están de acuerdo en que para generar esta fortaleza mental es necesario centrarse en la capacidad del individuo para desarrollar un sentido de control de las propias emociones, y aprender a confiar en ese control.