Ahora pensemos en las veces en que obedeciste, en una especial en que desobedeciste. En las órdenes que recibías con frecuencia, solo para bajar la cabeza y morder fuerte. ¿Cuándo al fin torciste las reglas, cuándo actuaste, cómo? Quizá esta sea una buena oportunidad para hacer lo que se llama autoficción.