Julieta Fierro

Hasta finales de 1987 se habían puesto en órbita más de 17 000 satélites, de los cuales más de 6 200 seguían girando alrededor

de nuestro planeta: satélites de comunicaciones, tan de moda en nuestros días

La curiosidad es el motor de la ciencia.

En la antigüedad, las grandes culturas solo observaban unas cuantas estrellas a simple vista, y las usaron para crear el calendario, formaron distintos grupos que ahora llamamos constelaciones; solo les pusieron nombres a las más brillantes; de allí el nombre de esta ciencia: astronomía = nombrar a los astros.

Se analizan los más de 5 mil sistemas solares descubiertos, aun desde México, con el telescopio robotizado saint-ex, llamado así en honor a Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito.

Todas las grandes culturas de la humanidad han creado calendarios para organizar sus actividades agrícolas y sociales. No es sencillo definir el tiempo, pero lo observamos con los cambios, por ejemplo, la transformación de las personas: de bebés a adultos. Para medir el tiempo se emplean intervalos que se repiten de manera regular; lo empleamos para fechar el pasado, el presente y planear el futuro.

a los griegos y a otras culturas no les gustaba emplear lo que ahora es común: el número cero. Por eso se remarca en la historia de las matemáticas que los mayas de la antigüedad sí lo incluyeran.

¿Por qué usamos el número 12 en lugar del 10 para contar las horas? Esto lo idearon los babilonios, porque su base de numeración no era el 10, sino el 60, por la facilidad de usar fracciones; por ejemplo, 12 cabe cinco veces en 60. Es más sencillo dividir en fracciones un lazo (doblándolo en mitades) o un pastel, o es más sencillo partir un pan árabe en mitades, en cuartos u octavos, en lugar de cinco o 10 porciones iguales. Por lo tanto, con esa base de numeración se dividen las horas de luz o de oscuridad promedio en 12 horas cada una.

Durante la Revolución francesa se trataron de instaurar días de 10 horas con 100 minutos cada hora y cien segundos por minuto, pero las personas no se habituaron y regresaron a la forma anterior.

El segundo evento astronómico que se considera para la cuenta del tiempo está basado en las fases de la Luna, mismas que se repiten cada 29.5 días, así que los meses redondearon ese número a 30.