Me levantaba antes de las seis, preparaba la comida que mi marido se iba a llevar al trabajo, le servía el desayuno, lo despedía, desayunaba yo, iba a la compra, luego limpiaba o ponía una lavadora… y ya no tenía nada más que hacer. ¿A esta vida se refería ella como «de ensueño»? Me pareció mentira que hasta entonces me hubiese pasado el día trabajando, desde por la mañana hasta por la noche. Apenas unos días antes había estado cumpliendo un horario de sol a sol para poder vivir, y ahora me encontraba con que a mediodía ya había terminado todos los quehaceres, y eso significaba que hasta que me pusiese a preparar la cena por la tarde podía estar sin hacer nada, con la mente en blanco. ¿Era posible que una misma persona pudiese pasar de una vida a otra tan radicalmente distinta así, sin más? ¿Seguía siendo yo la misma? Pensé que a la semana ya estaría harta, pero lo cierto es que me cansé en un día