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Vicente Blasco Ibáñez

  • Rodrigo Mirandaalıntı yaptı6 ay önce
    El cristianismo, religión de humildes, había reconocido a todos los seres el derecho a la felicidad, pero esta felicidad la colocaba en el Cielo, lejos de este mundo, valle de lágrimas. La Revolución y sus herederos, los socialistas ponían la felicidad en las realidades inmediatas de la tierra, lo mismo que los antiguos, y hacían partícipes de ella a todos los hombres, lo mismo que los cristianos.
  • Rodrigo Mirandaalıntı yaptı6 ay önce
    -… Y cuando dentro de unas horas salga el sol, el mundo verá correr por sus campos los cuatro jinetes enemigos de los hombres… Ya piafan sus caballos malignos por la impaciencia de la carrera; ya sus jinetes de desgracia se conciertan y cruzan las últimas palabras antes de saltar sobre la silla.
  • Pedro Sandovalalıntı yaptı9 ay önce
    La aspiración de los hombres será eternamente que exista cada vez más libertad, más fraternidad, más justicia.
  • Juan Bernalesalıntı yaptı2 yıl önce
    el hombre acepta como lógico y razonable todo lo que conviene a su egoísmo, colocándolo por encima de la realidad
  • Juan Bernalesalıntı yaptı2 yıl önce
    Resulta cruel, pero es humano. Debemos vivir nuestra existencia, sin fijarnos en si molestamos a los demás. Hay que ser egoístas para ser felices.
  • Juan Bernalesalıntı yaptı2 yıl önce
    La riqueza borra las manchas del pasado con más rapidez que el tiempo.
  • Juan Bernalesalıntı yaptı2 yıl önce
    El papel de agredido es siempre el más grato y justifica todas las resoluciones ulteriores, por extremadas que parezcan.
  • Juan Bernalesalıntı yaptı2 yıl önce
    Para un Estado no existe la verdad ni la mentira; sólo reconoce la conveniencia y la utilidad de las cosas. El glorioso Bismarck, para conseguir la guerra con Francia,, base de la grandeza alemana, no había vacilado en falsificar un despacho telegráfico.
  • Juan Bernalesalıntı yaptı2 yıl önce
    El ruso es bárbaro, pega y se arrepiente; el alemán civilizado fusila sin vacilación.
  • Juan Bernalesalıntı yaptı2 yıl önce
    -El cristianismo en Berlín lleva casco y botas de montar. Dios se ve movilizado en estos momentos, lo mismo que Otto, Fritz y Franz, para castigue a los enemigos del pueblo escogido. Nada importa que haya ordenado: «No matarás», y que su Hijo dijese en la Tierra: «Bienaventurados los pacíficos». El cristianismo, según los sacerdotes alemanes de todas las confesiones, sólo puede influir en el mejoramiento individual de los hombres y no debe inmiscuirse en la vida del estado. El Dios del estado prusiano es el viejo Dios alemán, un heredero de la feroz mitología germánica, una amalgama de las divinidades hambrientas de guerra.
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