Carlos Manuel Álvarez

La música de sus palabras, la soltura de su acento: un acento rápido, en cursiva, como llevado por el viento o por la premura

incluso a las peores condiciones, o a vivir dentro de los más indescifrables enigmas, uno se acostumbra

Este conejo que huye. Un conejo que evidentemente tiene los galgos detrás y que aun así se da el lujo de tomar un libro para, en el primer descanso, antes de que lo reduzcan a cero, ponerse a leer

Mientras estuvieron casados la amó. Sería difícil decir cuándo dejó de hacerlo. No fue un día. Ni fue un hecho

Bélgica o Austria, sitios más fríos, más europeos, pero menos estruendosos, y solo en casos de extrema hidalguía, algunos de los exiliados, fieles a sus existencias y a sus amistades o a lo que en cualquier caso les quedara de ambas, decidían venir para Cuba (que ya no era desmesurada, sino apacible)

Bélgica o Austria, sitios más fríos, más europeos, pero menos estruendosos, y solo en casos de extrema hidalguía, algunos de los exiliados, fieles a sus existencias y a sus amistades o a lo que en cualquier caso les quedara de ambas, decidían venir para Cuba (que ya no era desmesurada, sino apacible).

Pero nunca tuvieron un hijo. Y eso, cree Guillermo, los mató.

Estuvo dos semanas pensándolo. Al final aceptó

lo mejor que podía hacerse era cambiar de lugar, de un país a otro.

Era lo que se dice un vestido neutral.