Marcela Serrano

  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    Más tarde Floreana analizará lo sucedido: el personaje que manejaba el jeep en hosco silencio, el que ignoraba el gesto de una mujer que sin conocerlo le lleva una ofrenda, el que no le preguntó ni su nombre, ése no era el mismo que atendió a doña Fresia. La visión del doctor acogiéndola, mientras la tomaba por los hombros, mientras la inyectaba, mientras le daba consuelo, hablaba de dos personas diferentes. Quizás escindidas. A él los fuertes no le interesan, concluirá, él ostenta un tipo de gentileza, de amabilidad, como sólo se detecta en el que está acostumbrado a tratar con los débiles y sufrientes.
  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    »Estoy rodeada por mujeres, todo tipo de mujeres. Viejas y jóvenes, ricas y humildes, hermosas y feas. Cuando llegaron estaban tristes. No todas tienen el espíritu de abandono que yo les supuse. La honda desolación no pasea por los corredores excluyendo a sus protagonistas del mundo viviente.
  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    »A ella le gusta definir su actitud frente a sus posibles huéspedes con una palabra religiosa: una actitud ecuménica.

    »Acoge a sus invitadas de acuerdo a una estricta escala de sus padecimientos —que sólo ella conoce en su total dimensión— y con rigurosa prescindencia de sus orígenes sociales, status económico o procedencia geográfica. (A veces me pregunto si me habría aceptado de no ser por Fernandina). Para algunas hace funcionar la fortuna de su padre como una generosa fundación; a las que pueden pagar les aplica los estrictos precios del mercado. Cultiva la tolerancia y el pluralismo que los avatares de su propia vida la han llevado a abrazar. Con nada se escandaliza, los lenguajes y modos de cada una son respetados por ella: convive con todo y con todas.

    »Ella se hace cargo de nosotras. Su meta es sanar a las mujeres, no cambiarlas, pero es el consuelo que aquí lava heridas lo que lleva al cambio, y ese consuelo lo sientes sólo por ser acogida, sin juicio, sin un reproche. Dulce huésped del alma, como dice el rezo. La falta de exigencia en cuanto a papeles que representar lleva lentamente a la reparación.
  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    »Creo, Emilia, que lo que cura es el goce de la soledad y, a la vez, de sentirnos tan acompañadas. De vernos a nosotras mismas en lo más primario. Definitivamente, se respira un aire de otros siglos, siglos del pasado que deben haber sido más humanos.
  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    »Una cosa que he ido comprobando desde hace un par de años y que aquí se me hace evidente, Emilia, es la honestidad entre las mujeres. Cuando se juntan, ninguna acalla verdades, ninguna disimula ni fanfarronea. Me sorprenden las versiones —un poco lapidarias— que cada una da sobre sí misma. Cuando cuentan sus historias, no están solamente contándolas, están sintiéndolas otra vez. Como si fuera una nueva forma de enfrentarse, la única que augurara la paz y los brazos abiertos de la otra.
  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    »¿Sabes? Pienso en el amor. Todo esto se trata, en el fondo, de aquel sentimiento tan común, fantástico, paralizador, sobrevalorado, escaso. Tengo la impresión de que estamos todas, sin saberlo, paradas sobre la médula misma del drama de estos tiempos, uno de los dilemas cruciales de fines de siglo: el desencuentro entre los dos sexos.
  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    Olvidaba hablarte de las manos de un hombre. ¿Cuántas hojas podrías bocetear sobre un par de manos? Éstas que conocí son grandes, muy cuadradas, como si las hubiesen dibujado con regla. Son manos solventes, cabría dentro de ellas una casa, un árbol, algo enorme y básico. Y también la compasión».
  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    —Dime, Constanza… ¿te ha costado mucho llegar a cargos tan altos en ese mundo tan masculino?

    —Siempre pensé que no, que incluso me ayudaba el ser mujer. En una audiencia con el Presidente de la República o en una conferencia de prensa, creía que este dato me favorecía. Pero ahora que he reflexionado, comprendo que he pagado enormes costos. Creo que el peor ha sido trabajar el doble que los hombres para demostrar que me la podía…

    —Con el consiguiente costo para tu vida personal…

    —Evidente. Pero yo no me daba cuenta.
  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    —¿Con quién dejaste a tus hijos? —Floreana vuelve a la carga.

    —Con mi madre. ¿Sabes? Apenas los echo de menos. Y no porque sea una mamá desnaturalizada, no lo soy en absoluto. Es porque por primera vez en mi vida adulta me he dado un tiempo para mí misma.
  • Daniela Castilloalıntı yaptı2 yıl önce
    —¿Te pasa algo malo? —Floreana pondera si debe o no interrogarla; Constanza es tan reservada.

    —Sí.

    —¿Quieres conversarlo?

    —Estoy enferma de amor, es sólo eso.

    —Sólo eso… —repite Floreana, dimensionando la respuesta.

    —Hace tanto que necesito una amiga, Floreana —hasta en sus suspiros mantiene cierto control—, que estoy dispuesta a confiarte todo.
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