Más tarde Floreana analizará lo sucedido: el personaje que manejaba el jeep en hosco silencio, el que ignoraba el gesto de una mujer que sin conocerlo le lleva una ofrenda, el que no le preguntó ni su nombre, ése no era el mismo que atendió a doña Fresia. La visión del doctor acogiéndola, mientras la tomaba por los hombros, mientras la inyectaba, mientras le daba consuelo, hablaba de dos personas diferentes. Quizás escindidas. A él los fuertes no le interesan, concluirá, él ostenta un tipo de gentileza, de amabilidad, como sólo se detecta en el que está acostumbrado a tratar con los débiles y sufrientes.