Natalia Carrillo

  • Aura Morenoalıntı yaptı2 yıl önce
    un desconcertante narcisismo patológico que mezcla una desmesurada presencia del yo y una brújula moral bien imantada
  • Héctor Rojoalıntı yaptı2 yıl önce
    De la peculiar combinación de decencia y narcisismo nace uno de los fenómenos tal vez más definitorios de las clases medias progresistas de las sociedades occidentales a partir de la segunda mitad del siglo XX: la hipocondría moral. Se trata de la idea según la cual si nos sentimos culpables por los males y las enfermedades del mundo social y político es porque son en efecto culpa nuestra, a pesar de que muchas veces esté lejos de ser claro qué significaría tal cosa.
  • Héctor Rojoalıntı yaptı2 yıl önce
    La hipocondría moral es, en pocas palabras, creer que sentir culpa nos convierte en culpables. Esta forma de falsa consciencia revela un desconcertante narcisismo patológico
  • Héctor Rojoalıntı yaptı2 yıl önce
    La hipocondría moral es un fenómeno tan pequeñoburgués como el decoro a la hora de comer, el uso arbitrario de benzodiacepinas o las llamadas a la policía a las dos de la mañana porque hay borrachos cantando en la plaza de debajo de casa.
  • Héctor Rojoalıntı yaptı2 yıl önce
    Irracionalmente preferimos nuestra miseria a la del otro, nuestros propios pedos no nos disgustan pero aborrecemos los de los demás –como bien sabía Ferlosio al describir el nacionalismo como «la moral del pedo»
  • Héctor Rojoalıntı yaptı2 yıl önce
    Actuar como si nuestro punto de vista fuera especial, deseable, es un rasgo que puede ser entendido como un remanente del narcisismo primario.
  • Héctor Rojoalıntı yaptı2 yıl önce
    La hipocondría moral no es diferente, en lo esencial [de la hipocondría fisiológica]. En ella el individuo no tiene miedo de enfermar y de morir, sino de ser culpable.
  • Héctor Rojoalıntı yaptı2 yıl önce
    La hipocondría moral es un narcisismo negativo que se da en estados melancólicos, estados caracterizados por un sentimiento subjetivo de inadecuación, irrealidad y autoacusación.
  • Héctor Rojoalıntı yaptı2 yıl önce
    El hipocondríaco moral no es alguien que nunca es culpable, sino alguien que cree que lo es únicamente en virtud de sentir culpa,
  • Sharly Ramírezalıntı yaptı9 ay önce
    Escombros
    Los ensayos son escombros. No hay buenos ensayos. Tampoco los hay malos. Solo hay escombros.
    La marca distintiva del ensayo, si la tiene, no descansa en su valor de verdad, en su potencial para provocar controversia, menos aún en su originalidad, en su supuesta habilidad para descubrir respuestas, en su más acreditada capacidad para formular preguntas o en el hecho, zarrapastroso y ridículo donde los haya cuando del ensayo se trata, de tener propósitos edificantes.
    No hay ensayo que no se derrumbe por la puntería de sus críticos o por el paso inmisericorde del tiempo. Si resiste, no es un ensayo, es otra cosa. El ensayo es implausible, inestable y debe venirse abajo como un edificio sometido por un terremoto o por los golpes de la bola de demolición que, como antídoto contra el veneno de la aluminosis, termina derribando el edificio entero.
    Lo que hace que un ensayo lo sea es que tras el estruendo y el polvo flotante provocados por su desplome se adivinen unas bellas ruinas. Solo a partir del cascajo brillante y la chatarra reluciente se puede alzar otro ensayo cuyo feliz e ineludible destino sea otro derrumbe. Y es que solo es posible reconstruir a partir de lo bello, no de lo verdadero.
    Así que si este ensayo les persuade –¡santo cielo!–, o les parece certero –¡cielo santo!–, es que no es un ensayo, sino una encíclica, un paper académico, el prospecto de un medicamento betabloqueante, una entrada de enciclopedia o cualquier otra cosa escrita para decir verdadero-esto-y-falso-lo-otro. Pero si en cambio les parece un interesante sinsentido, o si les repugna y les provoca ñáñaras al mismo tiempo que en algún momento fugaz les deja pensando, es porque alguien puede ya empezar a escribir otro ensayo a partir de los restos que este deje.
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