¡Pero yo no veo bronca colectiva; que los estudiantes no estén de acuerdo con el rector, los obreros con el capataz y el juez con el preso, no indica que el país esté en un hervidero!”. El contraste era evidente: el país que estaba enemistado no era el del ciudadano promedio sino el de quienes hacían política, ya fueran civiles o militares. Finalmente, Tato reflexionaba