Santiago Posteguillo

  • Natali Sánchezalıntı yaptı2 yıl önce
    —La sentencia ya no es importante para mí —le dijo el viejo pedagogo griego—. Sea desterrado o no, sé que mis enseñanzas vivirán en ti por siempre. Sé que si alguna vez alguien me recuerda será por ti.
  • Natali Sánchezalıntı yaptı2 yıl önce
    Está bien que haya aún hombres cautos que sepan hacer bien su trabajo, incluso si es el trabajo sucio. Hasta eso debe hacerse bien, con cierta dignidad
  • Natali Sánchezalıntı yaptı2 yıl önce
    Ahí debería haberme rendido, pero, amigo mío, la vanidad nos puede a todos. Quien diga lo contrario, miente.
  • Natali Sánchezalıntı yaptı2 yıl önce
    A veces no es más rico el que más tiene, sino el que menos desea.
  • Natali Sánchezalıntı yaptı2 yıl önce
    —Siento tantas palabras, tribuno…, pero has venido a dar muerte a un filósofo… Antes era más un político, un poderoso senador, como me has llamado…; pero ahora…, estos años… me han convertido solo en filósofo y los filósofos hablamos mucho, incluso cuando nos morimos… Solo que como filósofo digo ahora verdades, mientras que antes, como político, mentía muchas veces… No estoy orgulloso de ello…
  • Natali Sánchezalıntı yaptı2 yıl önce
    la sabiduría es la única libertad. No se puede decir más con tan pocas palabras.
  • Natali Sánchezalıntı yaptı2 yıl önce
    La población que no sabe reconocer el genio de alguien y lo exilia no merece llevarse luego su memoria.
  • Xiimena Castañedaalıntı yaptı2 yıl önce
    «¿Y tú, amor? ¿Eres tan diferente de los otros hombres
    como yo de las otras mujeres?».
  • Nayeli Espinozaalıntı yaptı2 yıl önce
    sólo tú eres sangre de la sangre de Venus y Marte. Sólo tú eres especial. Sólo tú, mi pequeño. Sólo tú. Y ruego a Venus y a Marte que te protejan y que te guíen tanto en la paz como en la guerra. Porque vas a vivir guerras, hijo mío. Ése es tu destino. Ojalá seas, entonces, tan fuerte como Marte, tan victorioso como Venus. Recuérdalo siempre, hijo mío: Roma eres tú
  • Nayeli Espinozaalıntı yaptı2 yıl önce
    Tiberio Sempronio Graco fue uno de ellos. Hijo de Cornelia y, por tanto, nieto de Escipión el Africano, fue elegido tribuno de la plebe y promovió una ley de reparto de la tierra en el año 133 a. C., pero el Senado envió decenas de sicarios a emboscarlo en la explanada del Capitolio y fue asesinado a plena luz del día a mazazos. Su cuerpo fue arrojado al Tíber, sin recibir sepultura alguna. Su hermano, Cayo Sempronio Graco, elegido también tribuno de la plebe, volvió a intentar poner en marcha las reformas que Tiberio promoviera doce años antes. Fue en ese momento cuando el Senado promulgó por primera vez un senatus consultum ultimum, mediante el cual los senadores daban a sus dos líderes, los cónsules de Roma, autoridad para detener y ejecutar a Cayo Graco y a cualquier otro tribuno de la plebe que promoviera semejantes reformas de reparto de tierras
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