María Iordanidu

  • Adán Delgadoalıntı yaptıgeçen yıl
    Y así, cuando Ana abrió los ojos, se encontró con que estaba en un cuarto con tres prisioneros de guerra austríacos: Frantz, Vánek y el buen soldado Švejk, que por ese entonces era desconocido en la mayor parte del mundo porque todavía no había tenido tiempo de inmortalizarlo su compatriota Jaroslav Hašek.
fb2epub
Dosyalarınızı sürükleyin ve bırakın (bir kerede en fazla 5 tane)