Leo Braudy: «Cuando aparece un nuevo medio para hacerse famoso, la imagen humana que transmite es intensificada y aumenta el número de personajes populares». Antes de la televisión, existía la seducción vaga y distante de la fama cinematográfica; con la llegada de la televisión, la fama se volvió aparentemente accesible a todo el mundo; y con el inicio de la era de internet (que Auvinen explotó de manera tan terrorífica), las paredes de los estudios de televisión se vinieron abajo y se dio inicio a la hipermovilidad de las imágenes y avatares. Sin embargo, las tecnologías que han dado poder al productor-usuario también han devaluado la definición clásica de fama y su atractivo existencial: su singularidad, ubicuidad y permanencia.