En este capítulo hemos aprendido que:
Si nos detenemos a pensar sobre la realidad, nos damos cuenta de que, muchas veces, exageramos la relevancia de las adversidades.
Esa exageración tiene consecuencias emocionales nocivas.
Aprender a evaluar lo que nos sucede con realismo y objetividad nos hace más fuertes y tranquilos.
Uno de los mejores criterios para saber si algo es «un poco malo» o «muy malo» es preguntarse: «¿En qué medida eso me impide hacer cosas valiosas en mi vida?».