Daniel Fridman

Fans que trabajan para convertirse en inversores que saben lo que hacen, en sujetos autónomos, dueños de sus propias decisiones y libres de las coacciones de la economía del trabajo, de la “carrera de ratas” a la que todos los que vivimos de un salario estamos sometidos

La autoayuda financiera es un caso de producción de sujetos económicos capitalistas en sociedades postindustriales contemporáneas

La autoayuda financiera es, por sobre todo, un conjunto de tecnologías del yo, un término acuñado por Michel Foucault (2008: 48) para referirse a técnicas “que permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad”. En otras palabras, Foucault identificó como tecnologías del yo las variadas maneras en que los individuos se convierten a sí mismos en blanco de su propia autotransformación.

la etiqueta “neoliberal” se adosa a una variedad de fenómenos cada vez mayor, frecuentemente sin explicación alguna de su significado o su contenido. Ese uso excesivo desdibuja las propiedades que le son específicas, así como sus efectos particulares; al mismo tiempo, se atribuye casi cualquier fenómeno social novedoso que surja en nuestros tiempos al neoliberalismo (Flew, 2014)

En primer lugar, el neoliberalismo puede entenderse como un conjunto de políticas más o menos definidas aplicadas por gobiernos de diferentes países a partir de los años setenta con el propósito de disminuir la intervención del Estado en la economía. Estas incluyen típicamente reducción de programas de asistencia social, equilibrio presupuestario, desregulación de los mercados y privatización de servicios públicos

el neoliberalismo puede caracterizarse como una ideología en la cual se fundan las mencionadas políticas, que promueve el individualismo y el libre mercado

Propuesta inicialmente por Michel Foucault, la noción de gubernamentalidad abarca un conjunto de preocupaciones dispersas relativas a las racionalidades y las técnicas desplegadas en la actividad de gobernar (Rose y otros, 2012). Es importante destacar que gobernar no se limita aquí al Estado, sino que designa tanto iniciativas de gran alcance así como esfuerzos más mundanos orientados a conducir la conducta de las personas. En una serie de conferencias dictadas a fines de los años setenta, Foucault (2007) examinó el neoliberalismo del siglo XX como una indagación acerca del “arte de gobierno”. Más que como un conjunto de políticas definidas o una doctrina filosófica coherente, Foucault concibió el neoliberalismo como una racionalidad práctica de gobierno cuya intención paradójica es no gobernar demasiado (Foucault, 2007: 29)

para Foucault y otros autores que analizaron las sociedades contemporáneas a través de sus conceptos, lo que distingue al neoliberalismo es un enfoque del arte de gobernar en el cual la prioridad es gobernar “a distancia” (Barry, Osborne y Rose, 1996; Miller y Rose, 2008; Rose, 1996).[3] El neoliberalismo es, en general, un intento de desplegar mecanismos de mercado no solo en cuanto sistema de distribución de bienes y servicios, sino como un principio de gobierno que puede aplicarse a cualquier ámbito de la vida.

Como aprendí a lo largo de dos años de trabajo de campo, la libertad financiera es dos cosas a la vez: primero, no tener que trabajar para obtener un ingreso; segundo, una condición interna del yo, en virtud de la cual el individuo debe superar sus temores para asumir riesgos económicos.

Encontramos en Weber una primera inspiración para el análisis de la intersección entre metas éticas y herramientas técnicas en la configuración de los actores económicos (Weber, 2002a: 366). Otras dos teorías, más recientes, analizaron, de maneras diferentes, pero con ciertos puntos en común, el modo en que se constituyen los actores en las sociedades contemporáneas: gubernamentalidad y performatividad económica. Estos dos marcos teóricos le deben mucho al foco weberiano en la conducta de la vida (Callon, 2008; Gordon, 1987; Mennicken