Antonio Colinas

Detrás de aquellas piedras te esperaba

otra luz: el candil de una celda,

que era útero y cuna

para ti.

Y en el silencio áspero

de la cal de sus muros,

encontrabas la Nada y el Todo,

cuanto tú perseguías incansable

por caminos de frío y de sed.

Ya está avanzando una noche en llamas.

Que lo celeste me ampare

con la desnudez de sus estrellas rotas.

En la oscuridad

(en mi oscuridad),

veo sin ver

y encuentro

sin buscar.

A veces hay versos

que nos meten nieve por las venas,

que dicen lo que no dicen.