ser simplemente se da. Hay ser. Y el modo como cada época histórica determina ese darse, fija el tipo de relación que el hombre guarda con el ser. En la actualidad, el hombre vive inmerso en una concepción del mundo exclusivamente técnica. Un reduccionismo que Heidegger, por supuesto, rechaza. Ello explica la necesidad de abrir una nueva forma de acercarse a la realidad inmediata de la mano de una renovada actitud filosófica. Una actitud que ya no se somete a los dictámenes de la explotación y de la dominación, de la productividad y de la rentabilidad; una actitud que se entrega a la salvaguarda y a la custodia, a la escucha y al cuidado de nuestra originaria relación con el ser.