Ficciones

los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres

Los metafísicos de Tlön no buscan la verdad ni siquiera la verosimilitud: buscan el asombro.

Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades.

Pensé que un hombre puede ser enemigo de otros hombres, de otros momentos de otros hombres, pero no de un país; no de luciérnagas, palabras, jardines, cursos de agua, ponientes.

y pensó, mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban como separados por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante.

Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones

el cosmos era una temeraria o malvada improvisación de ángeles deficientes,

Usted replicará que la realidad no tiene la menor obligación de ser interesante. Yo le replicaré que la realidad puede prescindir de esa obligación, pero no las hipótesis.

Acaso Schopenhauer tiene razón: yo soy los otros, cualquier hombre es todos los hombres

yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto