Aun cuando a veces se me ocurre que acaso la condición por excelencia de la felicidad, es no pensar en ella… ¡En cuanto en ella piensas, piensas también que no hay motivo para ser feliz! Y, por lo tanto, ya no lo eres.
Juan Duránalıntı yaptıgeçen yıl
-Al contrario, es usted una mujer a quien no se debe dejar de amar.
Cris Garayalıntı yaptı2 yıl önce
En suma, ¿qué es la vida sino un relámpago entre dos largas noches?
Ghibek Pelaezalıntı yaptı5 yıl önce
Mi vida está llena de dulces fantasmas. Pero
Carlos Williamsalıntı yaptı2 ay önce
Cuantas veces mirando la noche estrellada me he dicho: cada uno de esos soles gigantescos alumbra mundos y de cada uno de esos mundos surge un enorme grito de dolor, el dolor inmenso de millones de humanos… Pero no lo oímos; la noche permanece radiante y silenciosa. ¿Adónde va ese dolor inconmensurable; en qué oreja invisible resuena; en qué corazón sin límites repercute; en qué alma divina se refugia? ¿Seguirá surgiendo así inútilmente y perdiéndose en el abismo?
Carlos Williamsalıntı yaptı2 ay önce
-Qué sabe usted -exclamé-, qué sabe usted si una fuerza podría detenerla: ¡el amor por ejemplo! ¡Si el destino para castigarla hace que enloquezca usted de amor por otro hombre!
-Es posible que yo enloquezca de amor (ya que los pobres mortales siempre estamos en peligro de enloquecer de algo)
Cris Garayalıntı yaptı2 yıl önce
souvenir des morts -dice Maeterlink- est même plus vivant que celui des vivants, comme s'ils y aidaient, comme si de leur côté ils faisaent un effort mystérieux pour rejoindre le nôtre
Cris Garayalıntı yaptı2 yıl önce
Nulla est sincera voluptas, sollicitum que aliquid laetis advent
Cris Garayalıntı yaptı2 yıl önce
Il faut ne penser a rien pour être immortelle avec Plaisir
Cris Garayalıntı yaptı2 yıl önce
Cuantas veces mirando la noche estrellada me he dicho: cada uno de esos soles gigantescos alumbra mundos y de cada uno de esos mundos surge un enorme grito de dolor, el dolor inmenso de millones de humanos… Pero no lo oímos; la noche permanece radiante y silenciosa. ¿Adónde va ese dolor inconmensurable; en qué oreja invisible resuena; en qué corazón sin límites repercute; en qué alma divina se refugia?