Antonieta Rivas Mercado. Tomo I

pero es porque están obedeciendo lo que Dios les ordenó: ser las madres de sus hombres.

Fue entonces, a mediados de 1929, cuando la causa de la mujer empezó a interesarse activamente en política, sumergiéndose en ella de manera entusiasta.

Se tiene que hacer la más honrosa mención de Inés Malváez,26 Elena Torres,27 Elena Vázquez Gómez,28 y cientos de otras que desde el principio estuvieron donde sabían que debía de encontrarse toda la causa de la mujer. Al lado de Vasconcelos.

despertar de las mujeres mexicanas en 1929,20

en la división del trabajo establecida por Dios, se confió a la mujer el cuidado de toda la vida espiritual

las mujeres pueden considerarse como gozando ya prácticamente de “iguales oportunidades”

En los grandes pasos dados por la causa de la mujer hacia la conquista de igualdad de derechos, las latinas han quedado rezagadas.

Que la mujer es distinta del varón y debe afirmar su diferencia, en vez de aspirar a igualarse.

La alameda vivía, agitada por la respiración de mil pechos contenidos.

Un hombre venido de lejos hablaba y su voz, al recoger las palabras de todos los días, las vestía de nuevo. Hablaba el hombre y las verdades del espíritu se hacían tangibles, y los hombres que le oían comenzaban a sentir que dentro del pecho algo vivo se agitaba.

En esa ciudad las calles eran rectas y amplias. Las farolas, por la noche, brillaban en ellas incomprensibles. Había una catedral y muchas iglesias, una alameda con su quiosco de hierro colado, su techo de hoja de lata y una banda que las noches de serenata tocaba con profusión de latones sonoros.