¡Nunca es demasiado tarde para amar!
La carta llegó a ella por error, de modo que Phoebe Jennings decidió cruzar la ciudad en coche para entregársela a su legítimo destinatario. Pero, ¿alguien podría explicarle cómo era posible que Tate Williams, un atractivo soltero, fuera el destinatario de una carta de amor escrita cuarenta años atrás?
No todos los días se presentaba en la puerta de su casa una mujer tan bella con una niña en brazos. Una pintora de corazón generoso que ya había cautivado a gran parte de los habitantes de Ohio. Además, Phoebe también tenía muchos planes para reunir a aquel exitoso arquitecto con su padre, a quien en realidad iba dirigida la carta, un hombre que nunca había conseguido olvidar a su primer amor.