Para los que padecemos cáncer los días, los minutos y los segundos cuentan. Cuentan mucho, porque cada minuto que pasa es un minuto ganado a la muerte, y esa es una buenísima noticia teniendo en cuenta que nosotros, los del «club del cangrejo», de buenas noticias no vamos precisamente lo que se dice sobrados. Concluyendo, que con veinte años más me conformo, aunque sé que cuando cumpla setenta pensaré que por qué no pedí diez más. ¡Qué cojones, me pido treinta años! ¡En esto de vivir hay que ser ambicioso