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Joyce Carol Oates

Del Boxeo

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  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    El público, compañero de viaje de aquéllos, tampoco pertenece a tiempo histórico alguno.
  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    Puede correr pero no esconderse», dijo Joe Louis en 1941,
  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    En el espacio mágico del cuadrilátero de boxeo una pregunta tan inquietante no tiene lugar. Es allí, más que en ningún otro espacio público, donde el individuo como ser físico único se afirma; allí, durante un instante dramático y fugaz, deja de existir el gran mundo, con su moral y sus complejidades políticas, su aterradora impersonalidad.
  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    Si el cuadrilátero de boxeo es un altar, no lo es tan sólo para el sacrificio sino también para la consagración y la redención.
  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    En mi recuerdo permanece indeleble la imagen del desventurado surcoreano peso ligero Duk Koo-Kim esforzándose por levantarse de la lona después de que un golpe de Mancini le reventara un vaso sanguíneo del cerebro, como si su cuerpo poseyera su propia voluntad demoníaca incluso en el umbral de la muerte.
  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    Su violación del tabú contra la violencia («No matarás» en su forma primigenia) es abierta, explícita, ritualizada y, como he dicho, costumbre, lo cual confiere al boxeo ese aire sobrenatural.
  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    Mi terror al ver cómo Floyd Patterson quedaba grogui por los golpes de Sonny Liston
  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    ¿Y Paret? Paret murió de pie. Mientras recibía aquellos dieciocho puñetazos algo le sucedió a todos cuantos se hallaban al alcance psíquico del acontecimiento. Una parte de su muerte se cernió sobre nosotros. Se sintió flotar en el aire. Él estaba aún de pie contra las cuerdas, acorralado igual que antes, esbozó una media sonrisa de lástima, como si estuviera diciendo: «No sabía que fuera a morir tan pronto», y entonces, con la cabeza inclinada hacia atrás pero aún erguida, la muerte vino a echarle el aliento. Comenzó a perder el sentido. Fue bajando con una lentitud nunca vista en otro boxeador, bajó como un gran barco que, en picado, se desliza segundo a segundo hacia su fosa. A medida que se hundía, el sonido de los golpes de Griffith hacían eco en la mente, como un hacha pesada que a lo lejos hiende un tronco mojado.

    (NORMAN MAILER

    Diez mil palabras por minuto)
  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    No obstante, todos los aficionados al boxeo, acostumbrados al deporte, al margen de las décadas que hayan invertido en su obsesión, saben que el boxeo es demencia pura, pese a toda su belleza ocasional. Esa certidumbre es nuestro lazo común y a veces —¿nos atrevemos a decirlo?— nuestra común vergüenza.
  • Mijail Mirandaalıntı yaptı3 yıl önce
    impone nuestro reticente reconocimiento de que las experiencias más profundas de nuestra vida son acontecimientos físicos
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