Mundos alternos

El gran abrevadero de la ciencia ficción es la especulación, ese famoso “¿y si…?”.

Debes de ser el niño más solitario que haya pisado la Tierra, Tim. Has vivido de incógnito, como un criminal.

Eres como un explorador que vive entre salvajes –dijo el psiquiatra–. Has estudiado a los salvajes con atención y tratas de imitarlos para que ellos no vean las diferencias.

todo perceptible hubiera desaparecido) y, adentro, sombras fantásticas brincaban alrededor de la vela. Las luces se habían apagado.

Pero el mundo no se acabó. Y de afuera llegaron el viento y el sonido del mar lavando la costa (aunque ahora más fuerte, como si un zumbido no discernible y no del

Ahora no me enojaría. Incluso entonces, me gusta recordar, luché contra el enojo y lo llamé y agité los brazos. Pero él solo miró a su alrededor con un gesto como de confusión… y luego caminó al parque con aquel hombre. Con un terrible estruendo, el Katy comenzó a avanzar y se alejó de la estación como si volara

Entonces ambas lloramos abiertamente, con un gran revuelo de pañuelos blancos, y después me dio gusto ver que la mirada cansada, adulta, se había desvanecido de sus ojos. Con nuestras cabezas muy juntas y su mano en la mía, Miss Mattie volvió a contarme la historia por última vez.

Tenía algún sentido: expresaba una terrible emoción que no era dolor ni desesperación ni enojo, sino algo infinitamente ajeno e infinitamente triste.

Quería que él entendiera lo que costaba tomar el beso de Joiry sin que este fuese ofrecido.

Miró hacia arriba con ojos deslumbrados mientras intentaba comprender. Si existía algo como la luz sólida, no radiante, aquí estaba.