En el año 33 d.C. Judas Iscariote protagonizó la traición más famosa de la Historia, por la que fue recompensado con treinta monedas de plata. Sus nietos, pertenecientes a la secta de los Sicarios que alentó el suicidio colectivo en Masada para no caer en manos de los invasores romanos, fundieron una daga con aquellas monedas. Pero ¿realmente las cosas sucedieron como nos las han contado?