Divorcio En El Aire

en el territorio del deseo nadie nos obliga a ser coherentes.

Menudo futuro le esperaba al crío con una madre adicta a representar el papel de víctima indefensa de la masculinidad. Dijese lo que dijese su mamá, por buenas promesas que nos hiciera, las personas no cambian, y mientras ella pasa la resaca con un long black coffee, iba a ser yo quien le preparase a Jackson el desayuno,

Menudo futuro le esperaba al crío con una madre adicta a representar el papel de víctima indefensa de la masculinidad. Dijese lo que dijese su mamá, por buenas promesas que nos hiciera, las personas no cambian, y mientras ella pasa la resaca con un long black coffee, iba a ser yo quien le preparase a Jackson el desayuno

abuelitos se habían cansado de Jackson, no podía culparles, ser viejo ya debe de ser una porquería untada sobre el poco tiempo que te queda para acarrear encima con el niño no querido de su hija tarumba, la princesa del tripe salto.

A eso habíamos ido al balneario cuyas bobaliconas luces flotaban entre la vegetación: a reencontrarnos y elevarnos por encima de las malicias cotidianas que nos habían empequeñecido, para dejarnos atravesar por la clase de experiencia (el perdón y el entusiasmo renovado) que se le supone al amor, uno de los poderes que le atribuimos.

Entraremos y saldremos de los géneros como cambiamos de país. El único escollo es el sistema nervioso, no pueden proporcionarles un cerebro femenino.

e da por hecho que ellas tienen derecho a agruparse y quedarse a la sombra. Hay un espacio reservado en la lengua para ese proyecto. ¿Y para nosotros? ¿Por qué no íbamos a querer retirarnos y vivir bajo el mismo techo, compartiendo gastos sin meter a Dios y a su hijo por medio? Ah, no, para nosotros no hay otra salida que la intemperie, la calle, y la lucha.

–Son fuertes. Son muy fuertes. Se ponen y se quitan los sentimientos como vestidos. Son como esos marsupiales que pueden interrumpir a voluntad la gestación. Deciden cuándo van a dejar de querer.

el rollo de las leyes de divorcio: varones desguarnecidos, la codicia femenina, la presunción criminal de que ellas son delicadas y débiles y nosotros duros y egoístas.

la autoestima de tantas de vosotras depende de las miradas ajenas, pero te aseguro que demasiados varones adultos se alimentan del aprecio o del rechazo de un papá fantasmal, de un gigante de mentira que les llena la cabeza, disfrutando a diario del Juicio Final.