Perro Zombi

muy pronto se dio cuenta de algo: el mundo completito estaba mal escrito y a casi nadie le importaba ver

«Nunca te voy a olvidar —le decía—, pero ahora sé que los vivos deben seguir así y los muertos también».

entonces algo dentro de él se encogió y se hizo bolita como un corazón que no sabe si está vivo o muerto.

muy pronto se dio cuenta de algo: el mundo completito estaba mal escrito y a casi nadie le importaba

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Se encaminó hacia el parque, y antes de ver al perro zombi pensó en dejar la caja debajo de una banca y huir, pero se contuvo. Su papá solía decirle que hay que ser responsable. Para su papá era muy fácil: no tenía un perro zombi ansioso de comer cerebros.

Ése era uno de sus grandes problemas en la vida: nadie sabía cómo tratarlo o hablarle.

—Todo niño tiene solo una obligación, y es hacer enojar a su mamá —contestó el tipo.

Hijo, somos como escribimos…

Los días siguientes empezó a investigar en Internet cómo matar a un perro zombi, pero ninguna forma le gustaba porque a los zombis, todo el mundo sabe, solo se les puede matar cortándoles la cabeza.

¿Lo habrían hecho con vudú? ¿Sería parte de un experimento ultrasecreto del gobierno? ¿Vendría de otro planeta? Lo imaginó en un sinfín de aventuras, pero ¿con quién? ¿Con él?