El plebeyo es ambicioso. El hombre verdaderamente noble es anónimo. En la nobleza innata existe una fuerza, que es mayor que la luz que irradia la fama, mayor que el brillo del éxito, que el poder del que vence. La ambición es, como he dicho, un atributo del plebeyo. Él no tiene tiempo. Él no puede esperar para alcanzar el honor, el poder, el prestigio, la fama