Siete esqueletos decapitados

Siete menos dos, da cinco.

Hay que cambiar lo que estamos haciendo mal… para que las cosas nos resulten bien.

—El miedo es una fe maligna. Es la creencia de que te puede pasar algo malo. Pero no deja de ser una creencia. El daño puede o no ocurrir. Así que el siguiente paso… es el terror.

Seguramente porque las lágrimas obstruyen la visión, impiden ver con claridad el horizonte

—El miedo es una fe maligna. Es la creencia de que te puede pasar algo malo. Pero no deja de ser una creencia. El daño puede o no ocurrir. Así que el siguiente paso… es el terror

Y muchas veces sus interrogantes tenían que ver con esa necesidad tan íntima de no sentir miedo, de saberse dueño de su propia vida.

Sergio convino que, si habría de morir, trataría de no darle el gusto a Guntra de regocijarse en su dolor, intentaría no demostrarle su miedo, procuraría que sus lágrimas se confundieran con la lluvia.

Ya no era una malévola fe, era la certidumbre de que, tarde o temprano, estaría viviendo los peores horrores.

En realidad, Guillén se encontraba, en ese momento, marcando los teléfonos de varios viejos amigos. Le urgía encontrar “algo importante” en su vida. Para entonces ya tenía apalabradas dos citas para jugar al dominó y una para tomar café con una antigua condiscípula. Era el primer domingo, en mucho tiempo, que no iría al cine a quedarse dormido.

En los últimos días había decidido que tenía derecho a creer en lo que él quisiera. Y si iba a tener que enfrentar demonios, lo haría con las armas que él mismo escogiera.