Empieza a escribir sin rumbo fijo con la palabra casa. Efectúa una serie de asociaciones y, aunque hables de otras cosas, intenta que se vinculen de algún modo a la casa. Continúa con evocaciones, y haz lo mismo, busca sensaciones, itinerarios en torno a esa casa, al lugar. Por fin, observa el rumbo que ha tomado la narración, a ver adónde te ha llevado. Si no has llegado a un final, establece una relación con el inicio, un contraste o un dato que cambie en algo ese inicio, y complétalo. Lee otros relatos centrados en una casa y compáralos por el enfoque, el sentimiento, las vivencias. Escribe del mismo modo otro relato con otro motivo temático que sientas afín a ti por alguna razón.