La muchacha de los ojos tristes

Qué maravilloso es no tener ataduras!
Yo soy tan solitaria como la hierba.
Entonces, ¿qué es lo que echo en falta?

Sylvia Plath, 1932

Hay noches en las que el silencio
corta
como un alambre
mientras yo escribo
una lista de cosas que no he hecho:

Desde entonces, los bolsillos de mis delantales, los corpiños de mis enaguas, están llenos de papeluchos borroneados que se me van muriendo como migas de pan.

era como Bizancio,
y me follabas en la cocina
antes de cenar.

Nuestro amor es como Bizancio
tuvo que haber sido
la última noche.

Henrik Nordbrandt, 1945

Porque cada dos por tres
hay una lluvia negra
mezclada con sangre.

Ponga un perro en su vida.
José Lu

sin darme cuenta,
restriego el semen
que dejaste en mis pechos
por mi entrepierna.
Pienso cosas que no me atrevo
ni a escribir en un poema.

Jugamos, follamos, morimos
todo en el mismo cuadrilátero.

Ana Pérez Cañamares, 1968

Y todo esto pasa
en el cuadrilátero
de la cocina,
como si nada.

Dices todo esto sin mirarme y sin tocarme
mientras yo echo de menos
a ese joven abogado que eras
y que estaba dispuesto a malcriarme.