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William Shakespeare

El sueño de una noche de verano

  • Karol Carmonaalıntı yaptı5 yıl önce
    Pero el amor puede transformar en belleza y dignidad cosas bajas y viles, porque no ve con los ojos, sino con la mente, y por eso pinta ciego a Cupido el alado. Ni tiene en su mente el amor señal alguna de discernimiento; como que las alas y la ceguera son signos de imprudente premura. Y por ella se dice que el amor es niño, siendo tan a menudo engañado en la elección. Y como en sus juegos perjuran los muchachos traviesos, así el rapaz amor es perjurado en todas partes; pues antes de ver Demetrio los ojos de Hermia me juró de rodillas que era sólo mío; más apenas sintió el calor de su presencia, deshiciéronse sus juramentos como el grano al sol.
  • EDUARDO HERNANDEZalıntı yaptı2 yıl önce
    , Lisandro, tú le has dado rimas y cambiado con ella presentes amorosos; has cantado a su ventana en las noches de la luna con engañosa voz versos de fingido afecto, y has fascinado las impresiones de su imaginación con brazaletes de tus cabellos, anillos, adornos, fruslerías, ramilletes, dulces y bagatelas, mensajeros que las más veces prevalecen sobre la inexperta juventud; has extraviado astutamente el corazón de mi hija y convertido la obediencia que me debe en ruda obstinación. Así, mi benévolo duque, si aquí en presencia de vuestra alteza no consiente en casarse con Demetrio, reclamo el antiguo privilegio de Atenas: siendo mía, puedo disponer de ella, y la destino a ser esposa de este caballero o morir según la ley establecida para este caso.
  • EDUARDO HERNANDEZalıntı yaptı2 yıl önce
    Señor, tan bien nacido soy como él y mi posición es igual a la suya; pero mi amor le aventaja. Mi fortuna es en todos los casos considerada tan alta, si no más, que la de Demetrio. Y lo que vale más que todas estas ostentaciones, soy el amado de la hermosa Hermia. ¿Por qué, pues, no habría yo de sostener mi derecho? Demetrio, lo digo en su presencia, cortejó a Elena, la hija de Nedar, y conquistó su corazón; y ella, pobre señora, ama entrañablemente, ama con idolatría a este hombre inconstante y desleal.
  • EDUARDO HERNANDEZalıntı yaptı2 yıl önce
    en la dicha terrena más vale la rosa arrancada del tallo que la que marchitándose sobre la espina virgen crece, vive y muere solitaria.

    HERMIA.—Así quiero crecer, señor, y vivir y morir, antes que sacrificar mi virginidad a un yugo que mi alma rechaza y al cual no puedo someterme.

    TESEO.—Tomad tiempo para reflexionar; y por la luna nueva, día en que se ha de sellar el vínculo de eterna compañía entre mi amada y yo, preparaos a morir por desobediencia a vuestro padre, o a desposaros con Demetrio, o a abrazar para siempre en el altar de Diana la vida solitaria y austera.
  • EDUARDO HERNANDEZalıntı yaptı2 yıl önce
    pero ¡ah!, ¡con cuánta lentitud se desvance la anterior! Provoca mi impaciencia como una suegra o una tía que no acaba de morirse nunca y va consumiendo las rentas del heredero.
  • Karol Carmonaalıntı yaptı5 yıl önce
    Los enamorados y los locos viven tan alucinados y con tan caprichosas fantasías que imaginan más de lo que la fría razón puede comprender. El lunático, el enamorado y el poeta no son más que un pedazo de imaginación. El uno ve más demonios de los que pueden caber en el infierno; éste es el loco furioso. El enamorado, no menos frenético que éste, ve la belleza de Elena en una cara bronceada de Egipto. El ojo del poeta, girando en medio de su arrobamiento, pasea sus miradas del cielo a la tierra y de la tierra al cielo; y como la imaginación produce formas de cosas desconocidas, la pluma del poeta las diseña y da nombre y habitación a cosas etéreas que no son nada. Tal es el poder alucinador de la imaginación, que le basta concebir una alegría para crear algún ser que se la trae; o en la noche, si presume algún peligro, ¡con cuánta facilidad toma un matorral por un oso!
  • Karol Carmonaalıntı yaptı5 yıl önce
    Duerme y yo te estrecharé en mis brazos. Hadas, salid y alejaos en todas direcciones. Así la enredadera, la madreselva, la dulce yedra se enlazan al áspero tronco del olmo. ¡Oh! ¿Cuánto te amo y cómo me deleito en ti?
  • Karol Carmonaalıntı yaptı5 yıl önce
    ¿Qué delito hay en que yo no tenga tantas gracias como vos ni sea tan afortunada en el amor, sino una infeliz que ama sin ser amada? Deberíais compadecerme por esto, no despreciarme.
  • Karol Carmonaalıntı yaptı5 yıl önce
    ELENA.—¡Oh despecho! ¡Oh infierno! Veo que estáis todos conjurados contra mí para vuestro pasatiempo. Si fuerais corteses, no me haríais este agravio. ¿No basta que me aborrezcáis, como sé que lo hacéis, sino que además habéis de unir vuestras almas para burlaros de mí? Si fuerais hombres, como lo dice vuestra apariencia, no trataríais así a una dama inofensiva; cortejando y jurando y ponderando mis cualidades, cuando sé que me odiáis de corazón. Ambos sois rivales en amar a Hermia, y ahora lo sois en escarnecer a Elena; gran azaña y varonil empresa, arrancar con vuestras burlas las lágrimas de una pobre doncella. Ningún hombre que tuviera la menor nobleza ofendería así una virgen, atormentando la paciencia de su noble alma, para procurarse una diversión.
  • Karol Carmonaalıntı yaptı5 yıl önce
    ELENA.—¡Ah! ¿Y he nacido para sufrir tan cruel mofa? ¿Cuándo he podido merecer que me despreciéis de este modo? ¿No basta, ¡oh joven!, no basta que yo jamás haya alcanzado, no, ni siquiera pueda alcanzar una mirada afectuosa de Demetrio, sino que ademas habéis de escarnecer mi insuficiencia? En verdad me hacéis agravio
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