Yo, otro

Sólo la presencia continua de nuestra muerte nos obliga a una profunda creación artística

El vacío infinito cuando un sentimiento nos abandona. Cuando acabamos una novela larga en cuyo mundo nos hemos sumergido; cuando concluye una relación amorosa; cuando nos abandona el aliciente de la inspiración... de pronto ves y experimentas el mundo sin objetivo, ni deseo, ni voluntad, ni demás manipulaciones tuyas, sino simplemente tal como es.

Todo consuelo conlleva una intensa sensación de mentira.

¿Sabéis que Lenin ahuyentaba a pedradas a los ruiseñores? Así es, lo vi por televisión, en una película de un joven director ruso. Fotografías documentales de Lenin, con su rostro petrificado tras la apoplejía. Se lo llevaron a Crimea, a la primavera, al agua, a la luz del sol, para ver si allí se sentía a gusto. Pero los ruiseñores lo despertaban de madrugada. Una de esas madrugadas salió precipitadamente al jardín, dispuesto a ahuyentarlos. Recogía piedras y se las arrojaba. De pronto se dio cuenta de que ya no podía levantar las piedras, ni el brazo: había quedado paralítico. Era la venganza elegante, exquisita, pero también granítica, de los ruiseñores en el gran revolucionario que no soportaba su canto. La venganza del artista.

como todo hijo perjudicado de una nación perjudicada, enseguida se pone a opinar de política,

Kafka: «Tengo que estar solo mucho tiempo. Lo que he conseguido es únicamente consecuencia de la soledad.»

son escasísimos los cristianos incluso entre los cristianos.

se puede vivir la libertad allí donde hemos vivido nuestra esclavitud

El escritor debe cuidarse sobre todo de volverse ingenioso cuando ya no tiene nada que decir

El abismo—a veces insuperable—que se abre entre el talento y la genialidad