Era como si todo lo hiciera de una forma automática, comía lo que me preparaban, iba al colegio, hacía los deberes. La consejera escolar intentó hablar conmigo una vez, pero no sirvió de nada. Parecía como si deseara que yo dijera cosas que no tenía intención alguna de decir. Como si estuviera allí sentada para satisfacerla a ella. Para hacerla sentir que cumplía su trabajo