—En que jamás conseguiremos nada pidiéndolo por favor, ni cuidando nuestros modales. En que tenemos que usar todas las armas que estén a nuestra disposición, o de lo contrario nos pegarán palizas en las calles. —Juniper se inclina hacia delante y recupera la sonrisa jactanciosa—. En que ha llegado la hora de que los derechos de las mujeres se conviertan en los derechos de las brujas.